Si caen en el mar generarían olas de kilómetros de altura
Con la extraordinaria evolución que ha experimentado la tecnología espacial y astronómica; los centenares de misiones cósmicas y las sondas de exploración enviadas al Sistema Solar en los últimos 45 años, sólo se conoce un diez por ciento de los asteroides que deambulan en el espacio casi vacío de nuestro pequeño grupo de planetas ubicado en los suburbios de la Galaxia Vía Láctea.
El mayor porcentaje de ellos, varios cientos de miles cuyos tamaños y órbitas son igualmente variadas, se encuentra agrupado en el espacio que existe entre los planetas Marte y Júpiter.
En un esfuerzo efectuado por equipos de astrónomos de diversos institutos dedicados a la investigación de estos objetos se logró identificar a los 26 asteroides más grandes del sistema y que tienen algo más de 200 kilómetros de diámetro.
El silencioso, apasionado y paciente trabajo de investigadores internacionales ha hecho posible que se conozca probablemente el 99 por ciento de los asteroides que miden sobre 100 kilómetros de diámetro y la mitad de las rocas de entre 10 y 100 kilómetros que se desplazan siguiendo trayectorias más o menos definidas en el espacio intersistémico.
Asteroides gigantes
El asteroide más grande descubierto hasta ahora fue bautizado como 1Ceres y mide nada menos que 933 kilómetros de diámetro, un poco menos de la distancia que separa a Santiago de Puerto Montt.
Le siguen en tamaño el 2 Pallas, el 4 Vesta y el 10 Hygiea cuya masa tiene una longitud de entre 400 y 525 kilómetros, la distancia que separa a Santiago de La Serena y sus alrededores.
Para ordenar su estudio, los especialistas denominaron NEOS (Objetos Cercanos a la Tierra) a los pequeños cuerpos rocosos que orbitan en nuestro Sistema Solar y que permanentemente se acercan y alejan de la Tierra con probabilidades ciertas de golpear la superficie del planeta.
Esos objetos representan una potencial amenaza para el planeta, sin embargo la atmósfera de la Tierra también es capaz de proteger la superficie y a quienes vivimos en ella de impactos de objetos de hasta 50 metros de diámetro que liberan una energía de 5 megatones.
Pasado ese tamaño, la situación se pone color de hormiga y según cálculos estimativos, las rocas de hasta un kilómetro de diámetro que impacten la Tierra podrían producir enormes daños a escala local.
Un asteroide de alrededor de 2 kilómetros de diámetro liberaría millones de megatones de energía, dañando severamente el medio ambiente en todo el planeta.
Según los expertos una colisión de ese tipo produciría un «impacto invernadero» con cuantiosas pérdidas en siembras, hambruna y enfermedades.
Impactos de rocas de más de 2 kilómetros de diámetro pueden causar la extinción masiva de especies igual a lo que aconteció en la época de los dinosaurios, hace 65 millones de años, ocasionada por un cuerpo rocoso que podría haber medido unos 15 kilómetros de diámetro y que habría liberado 100 millones de megatones, algo así como 100 millones de bombas atómicas similares a la de Hiroshima.
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