A falta de políticas de mitigación o de avances tecnológicos importantes que permitan reducir las emisiones y/o aumentar los sumideros, se espera que las concentraciones de gases de efecto invernadero y aerosoles crezcan durante todo el siglo próximo.
El PICC ha elaborado una serie de escenarios, IS92 a-f, de futuras emisiones de gases de efecto invernadero y precursores de aerosoles sobre la base de hipótesis relacionadas con el crecimiento de la población y crecimiento económico, el uso de la tierra, los cambios tecnológicos, la disponibilidad de energía y la combinación de combustibles en el período 1990 a 2100 (ver Figura 3-2). Según estos escenarios, se prevé que las emisiones de dióxido de carbono en el año 2100 se sitúen en la gama de unas 6GtC al año, aproximadamente igual a las emisiones actuales, hasta unas 36 GtC al año (con el extremo inferior de la gama del PICC), suponiendo un bajo crecimiento demográfico y económico hasta el año 2100. Se ha previsto que las emisiones de metano se sitúen entre 540 y ll70 Tg CH4 al año (las emisiones fueron en 1990 de unas 500 Tg CH4 ), que las emisiones de óxido nitroso se sitúen entre 14 y 19 Tg N al año (las emisiones en 1990 fueron de unos 13 Tg N).
En todos los casos, las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera y el forzamiento radiativo total siguen aumentando durante el período de simulación de 1990 a 2100.
Incrementos potenciales de Temperatura. Para el escenario de emisiones del PICC a mediano plazo, IS92a, partiendo de la hipótesis del valor de la «mejor estimación» de la sensibilidad del clima, incluidos los efectos de los futuros aumentos de las concentraciones de aerosoles, en los modelos se prevé un incremento de la temperatura superficial media global con relación a 1990 de unos 2ºC para el año 2100.
Esta estimación es aproximadamente inferior en un tercio a la «mejor estimación» en 1990. Se debe principalmente a escenarios de menores emisiones (en particular de CO2 y CFC), a la inclusión del efecto de enfriamiento de sulfatos en aerosol, y a las mejoras en el tratamiento del ciclo de carbono. Combinando el escenario de emisiones más bajas del PICC (IS92c), con un valor «bajo» de sensibilidad al clima, e incluyendo los efectos de futuros cambios en las concentraciones de aerosoles, se llega a un aumento previsto de lºC aproximadamente para el año 2100. La proyección correspondiente para el escenario de mayores emisiones del PICC (IS92e), combinado con un valor «alto» de sensibilidad climática, da un calentamiento de unos 3,5ºC. En todos los casos, la tasa media de calentamiento probablemente sea mayor que cualquiera de las observadas en los últimos 10.000 años, pero en los cambios reales anuales a decenales habrá una considerable variabilidad natural. Los cambios regionales de temperatura pueden diferir sustancialmente del valor medio global.
Debido a la inercia térmica de los océanos, para el 2100 sólo tendría lugar entre el 50% y el 90% del cambio de temperatura de equilibrio final, y la temperatura seguiría aumentando después del 2100, incluso si se estabilizara entonces la concentración de gases de efecto invernadero.
Incrementos potenciales en el nivel del mar. Se espera que el nivel medio del mar aumente como resultado de la expansión térmica de los océanos y de la fusión de glaciares y capas de hielo. En el escenario IS92a, suponiendo los valores de la «mejor estimación» de sensibilidad del clima y de sensibilidad de la fusión de los hielos al calentamiento, incluidos los efectos de los futuros cambios en las concentraciones de aerosoles, en los modelos se prevé un aumento del nivel del mar de unos 50 cm desde ahora hasta 2100.
Tal estimación es un 25% inferior aproximadamente a la «mejor estimación» de 1990, debido a la menor proyección de la temperatura, pero refleja asimismo mejoras en los modelos del clima y de fusión de hielos. Combinando el escenario de las emisiones más bajas (IS92c) con las «bajas» sensibilidades del clima y de la fusión de hielos, incluidos los efectos de los aerosoles, se obtiene una elevación del nivel del mar prevista de unos 15 cm desde ahora hasta 2100.
La proyección correspondiente para el escenario de emisiones más altas (IS92c), combinado con «elevadas» sensibilidades del clima y de la fusión de hielos, da una elevación del nivel del mar de unos 95 cm desde ahora hasta el 2100. El nivel del mar seguirá subiendo a un ritmo similar en los próximos siglos después del 2100, incluso si para entonces se estabilizaran las concentraciones de gases de efecto invernadero, proceso que continuaría incluso después de estabilizarse la temperatura media global.
Los cambios regionales en el nivel del mar pueden diferir del valor medio global debido a movimientos de tierras y a los cambios de las corrientes oceánicas.
La confianza es mayor en las proyecciones a escala hemisférica # continental de modelos climáticos acoplados atmósfera # océano que en las proyecciones regionales, donde la confianza sigue siendo reducida. Hay más confianza en las proyecciones de temperatura que en las previsiones de cambios hidrológicos.
Todas las simulaciones realizadas con los modelos, tanto aquellas en las que se tienen en cuenta los gases de efecto invernadero y los aerosoles, como aquellas otras en las que solamente se tienen en cuenta los gases de efecto invernadero, muestran las siguientes características: un calentamiento máximo en superficie sobre las tierras de latitudes septentrionales altas en invierno, poco calentamiento en superficie sobre el Ártico en verano; una intensificación del ciclo hídrico mundial medio, y más precipitaciones y humedad del suelo en elevadas latitudes en invierno. Todos estos cambios están vinculados a mecanismos físicos identificables.
Temperaturas más tibias llevarán a un ciclo hidrológico más vigoroso, lo que se traduce en perspectivas de sequías y/o crecidas más severas en unos lugares y menos severas en otros.
Varios modelos indican un aumento de la intensidad de las precipitaciones, lo que sugiere la posibilidad de fenómenos de precipitaciones más extremos. Los conocimientos actuales no son suficientes para afirmar si habrá cambios en la ocurrencia o distribución geográfica de fuertes tormentas; por ejemplo, ciclones tropicales.
Incertidumbres
Existen numerosas incertidumbres, y muchos factores limitan de momento nuestra capacidad para predecir y detectar el cambio climático. Es difícil predecir, por su propia naturaleza, los cambios inesperados, grandes y rápidos del sistema climático en el futuro (lo mismo que ha ocurrido en el pasado). Esto presupone que los futuros cambios climáticos pueden deparar también «sorpresas». En particular, esto se debe al carácter no lineal del sistema climático. Cuando se produce un rápido forzamiento, los sistemas no lineales están sometidos especialmente a un comportamiento imprevisto.
Pueden realizarse avances investigando procesos no lineales y subcomponentes del sistema climático. Entre los ejemplos de comportamiento no lineal cabe citar rápidos cambios de circulación en el Atlántico Norte y retroacciones asociadas con los cambios del ecosistema terrestre.
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