Mientras José Luis Sánchez Besa demostraba su empeño y creatividad en la naciente actividad aérea en el Viejo Continente, en Chile de 1910, se preparaba el primer vuelo de un avión en cielos nacionales.
Los empresarios David Echeverría y Miguel Covarrubias, habían adquirido, el año 1909, un avión Voisin en Francia que arribó a Chile un año después.
Fueron los hermanos César y Félix Copetta los encargados de armarlos y, uno de ellos, en pilotearlo.
El 20 de agosto de 1910, César y Félix, junto a unos parroquianos y a los dueños del biplano, montaron el fuselaje y las alas sobre una carreta para dirigirse a la entonces Chacra Valparaíso, hoy calles Ramón Cruz con Irarrázaval, a unos 4 kilómetros al suroriente del centro de la capital, Santiago.
Aunque ese día hubo un inesperado y brevísimo vuelo, no fue sino hasta el día siguiente que César Copetta efectuó el primer vuelo oficial de un avión en Chile.
Ese hito se registró a las cuatro de la tarde, quedando sellado en las páginas de la historia del país.
Nacimiento de la Escuela de Aeronáutica Militar
El entusiasmo generado por ese primer vuelo, los logros de los chilenos Cecil Grace, en Inglaterra, y Luis Alberto Acevedo, en Chile, además de las exhibiciones aéreas del francés Bartolomé Cattaneo y el español Antonio Ruiz, en 1911, motivaron un interés creciente.
Desde el año 1909, el Gobierno de Chile había encargado a sus representantes en Europa estudios sobre las actividades aéreas, fruto de lo cual, cuatro años más tarde -el 11 de febrero de 1913- fue creada la Escuela de Aeronáutica Militar.
A esta nueva unidad se le otorgaron recursos que alcanzaron los 700 mil pesos en oro de 18 peniques, permitiendo, a poco andar, que el 7 de marzo de ese año, el entonces capitán Manuel Ávalos efectuara el primer vuelo militar en Chile.
Un Aero Club para Chile
Entretanto, el encanto provocado en la sociedad chilena de la época permitió la creación del Aero Club, el 3 de junio de 1913, cuando la población del país apenas sobrepasaba los tres millones de habitantes.
Su primer Directorio estuvo encabezado por el coronel Enrique Phillips e integrado por Joaquín Jelves, como Vicepresidente; Armando Venegas, Secretario; Lisandro Santelices, Tesorero, y los directores Eduardo Molina, Erasmo Vásquez, Julio Labra y Paul Fauret.
El común denominador de sus integrantes fue la atracción y admiración que sentían por el nacimiento de la aviación y la evolución que experimentaban los aviones en el Viejo Continente y Estados Unidos.
El entusiasmo desbordante los llevó, con contados recursos, a publicar la revista “Boletín del Aero Club de Chile”, cuyo primer número apareció en noviembre de 1913 y que se editó hasta el mes de julio de 1915, fecha en que dejó de publicarse por dificultades económicas.
Primera exposición en Sudamérica
Gracias al trabajo y desvelos de sus socios, el Aero Club creó un aeródromo en la localidad de Batuco, localidad ubicada a unos 40 kilómetros al noroeste de Santiago.
El empuje de sus integrantes fue encomiable, buscando en todos los ámbitos de la sociedad capitalina las alternativas y oportunidades para estimular el desarrollo de la aviación en el país.
Fruto de su perseverante trabajo, la entidad organizó el día 9 de octubre de 1913 -en el Pabellón de Industrias de la Quinta Normal, en Santiago, – la primera Exposición de Modelos de Aeroplanos en Sudamérica, un hecho que cautivó la atención de los medios escritos nacionales y extranjeros de la época.
Por primera vez, los capitalinos y aquellos que viajaron de provincias pudieron ver y tocar una serie de aviones diseñados y fabricados en Chile.
Gracias también a la energía y entusiasmo de quienes formaron parte de este Club, el 1 de enero de 1915 materializaron el primer concurso de aviación efectuado en el país con la participación de aviadores militares y civiles en el aeródromo de Lo Espejo, que posteriormente pasó a llamarse “El Bosque”.
Primera Conferencia Panamericana
Entre las múltiples actividades realizadas por el Club, entre el 9 y el 17 de marzo del año 1916 patrocinó la realización de la Primera Conferencia Panamericana de Aviación que se desarrolló en Santiago con la participación de Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Estados Unidos, Perú, Paraguay y Uruguay.
El protagonista de esa reunión continental fue el brasileño Alberto Santos Dumont, quien contribuyó a definir un acuerdo en torno a empezar a trabajar en una legislación aérea para la región que regulara la actividad aérea.
Dumont asistió a la Conferencia representando al Aero Club de Nueva York.
Venciendo Los Andes
Los hitos se sucedían unos tras otros, el primer cruce de la cordillera de Los Andes, por su parte más alta, la protagonizó Dagoberto Godoy, un 12 de diciembre de 1918, para la época un hito histórico de clase mundial.
Al año siguiente, el cinco de abril, Armando Cortínez en un avión Bristol Type 20, efectuó la primera doble travesía de los Andes, haciendo ese día el tramo El Bosque–Departamento de Tupungato, en Argentina, retornando a Santiago el 16 de abril siguiente.
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