Los primeros chilenos que pilotearon un avión en el mundo fueron José Luis Sánchez Besa y Emilio Edwards Bello sobre los cielos de verano de la ciudad de Reims, en Francia un 26 de agosto de 1909.
Meses antes, entusiasmados con estas revolucionarias máquinas – que eran capaces de alcanzar el cielo y volar como los pájaros- habían hecho un curso de vuelo en una escuela de aviación en Mourmelon le Grand, en el país galo.
Fue tal el entusiasmo que causó el vuelo de esos frágiles aviones en estos jóvenes chilenos que decidieron ir a cuantas actividades, concursos y festivales de aviación se organizaban.
En el mes de agosto de 1909, ambos pilotos participaron en el gran “meeting” de aviación de Reims, el primero de una serie de concursos aéreos que empezaron a diseminarse por Europa.
La “Gran Semana de Champagne” se llamó al evento. Chile fue el único país latinoamericano que tuvo representantes entre competidores de la talla de Henri Farman, Hubert Latham, Lois Bleriot, Glenn H. Curtiss y otros.
Construcción de un biplano
Ambos disfrutaban de este nuevo estilo de vida que habían encontrado en Europa, sin embargo la familia de Emilio Edwards Bello lo presionó para regresar a Chile.
El dolor que causó la ausencia de su amigo, no impidió a Sánchez Besa seguir en la aviación. Incluso, se lanzó a construir su primer avión, un biplano de líneas parecidas al Voisin que dio, según los entendidos, muy buenos resultados.
A pesar de su participación en diversos concursos, Sánchez Besa no logró grandes triunfos pero se dedicó a volar y pasar las pruebas para obtener su licencia de piloto.
Con dedicación y pasión, logró pasar los exámenes exigidos por el Aero Club de Francia, recibiendo el 29 de agosto de 1910, con disimulado orgullo su licencia nº 155 de piloto aviador.
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